El segundo dice: Pues anoche le dije a mi mujer que en la casa yo era quien mandaba. Ella no estuvo de acuerdo, empezó a gritarme hasta que me cansé y le dije que hiciera lo que quisiera. El tercero se queda en silencio, hasta que los otros le preguntan: ¿Y tú no tienes problemas con tu mujer? Bueno, anoche le dije a mi mujer que en la casa yo era quien mandaba. Ella no estuvo de acuerdo, pero en media hora ya la tenía caminando a gatas por la casa. Los otros estaban asombrados: ¿Y entonces qué pasó?
Bueno... entonces ella gritó: ¡Sal de debajo de la cama y pelea como un hombre!
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