Antonio se despierta en casa con una resaca monumental. Se esfuerza en abrir los ojos, y lo primero que ve es un par de aspirinas y un vaso de agua en la mesita de noche. Se sienta y ve su ropa toda bien limpia y planchada frente a él.
Antonio mira alrededor de la habitación y ve que todo está en perfecto orden y limpio. El resto de la casa está igual. Toma las aspirinas y ve una nota sobre la mesa: "Cariño, el desayuno está en la cocina, salí temprano para hacer unas compras. Te quiero."
Así que va a la cocina, y como no, ahí estaba el desayuno y el periódico del día esperándole. Su hijo también está en la mesa almorzando. Antonio le pregunta, "Hijo, qué pasó anoche?"
Su hijo le contesta, "bien, pues volviste después de las 3 de la madrugada, borracho como una cuba y con delirios. Rompiste algunos muebles, vomitaste en el pasillo y te causaste un ojo morado cuando te diste contra la puerta."
Confundido, Antonio pregunta, "Cómo es que todo está tan limpio y ordenado, y el desayuno esperándome en la mesa?". Su hijo contesta, "Ah, eso! Mamá te arrastró hacia el dormitorio y cuando intentó sacarte los pantalones, tu gritaste:
"Zorra déjame en paz!!, Que soy un hombre casado !!!!"
Conclusión:
Una resaca - 100.00 €
mobiliario roto - 200.00 €
desayuno - 10.00 €
Decir la frase adecuada en el momento adecuado, ¡¡no tiene precio!!
2 comentarios:
Ja,ja,ja... Menos mal que el pobre tuvo un atisbo de lucidez. Graciasssss, feliz finde Oskar.
MEG: Seguro que yo meto la pata
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